viernes, 27 de septiembre de 2013

150 palabras (armario, pepino, pez).

En un mundo de ilusión y fantasía había un gran océano en el que vivía un pez al que todos llamaban armario. Se había ganado ese mote por su gran envergadura. 


Todo lo que tenía de grande, lo tenía de bonachón. Tenía muchísimos amigos en el profundo océano. 
Un día se fue de viaje con su bien amigo el pez martillo. Recorrieron infinidad de lugares y rincones de aquella inmensidad e hicieron multitud de amigos en su viaje. Ya de regreso, pararon a hacer noche en un hospedaje acuático que regentaba un pepino de mar*. Era tan feo, que al instante descubrieron porque aquella pensión estaba vacía. A pesar de lo desagradable que era mirarlo, decidieron alojarse allí, porque estaban muy cansados y aún les quedaba un largo camino para volver a casa. Para su sorpresa descubrieron lo cómodo y acogedor que era el lugar. 

*nombre vulgar de la holothuroidea. 

miércoles, 25 de septiembre de 2013

Ya ha pasado un año

Cada parto es un mundo, todos son distintos, unos mejores y otros peores. Voy a contaros como fue el mío. Podía haber sido de libro ...
La madrugada del 24 de septiembre, como cada amanecer (aunque todavía era noche cerrada), me desperté con ganas de hacer pipí. Despierta y aún tumbada en la cama noté que ese día era diferente al resto, tenía una sensación distinta, que no sé explicar. No sé por qué, llámalo intuición, me levanté de un salto (mi recuerdo es que di un triple salto mortal, pero la realidad de mi estado me dice que fue un saltito sin más). De este modo solo cayeron tres gotitas de líquidillo en el colchón y un charquito en el suelo. Con las piernas muy apretadas la una contra la otra me dirigí al baño. Por el camino me arrollaba más por los muslos y dejé un pequeño rastro en mi recorrido. Cuando me senté en el inodoro noté que había roto la bolsa. Eran las 5 de la mañana y estaba acabando la semana 38 de embarazo.
Desperté al futuro padre con la mayor delicadeza que pude, le tranquilicé y dije que teníamos al menos dos horas. Así que puse una lavadora mientras nos duchábamos, él se afeitó, y yo aunque no tenía hambre comí algo, no fuera a ser que no me dejaran comer nada en el hospital hasta que naciera la niña (recomendación de mi matrona).
Antes de las 7 de la mañana estábamos de camino al materno-infantil. Vivimos en la otra punta de la ciudad, pero es muy pequeñita y apenas había tráfico.
Parados en un semáforo, decidimos el nombre de la pequeña Hache, pero esa historia y la de sus apellidos, os la cuento otro día.
Me ingresaron por urgencias, me confirmaron que había roto la bolsa pero que no estaba de parto. [ya decía yo que no tenía ni un dolor]. Debido a los recortes en sanidad, varias plantas estaban cerradas y había overbooking en las que estaban en funcionamiento. No había habitaciones libres. Nos monitorizaron a mí y al bebé durante una hora y solo tuve una contracción.
Me dijeron que para hacer tiempo hasta que tuviera una cama disponible podía ir a la cafetería a comer algo. Con ropa de calle, pulsera de ingreso, una vía en la mano y vertiendo fluidos esporádicamente fuimos a desayunar.
Volvimos a la sala de espera a “esperar”. No sabría deciros cuantos pero nacieron un montón de bebés durante toda la mañana y yo a parte de rebosar de vez en cuando, ni un dolor. Las horas pasaban y nosotros allí seguíamos esperando.
Sobre las 3 de la tarde, 10 horas después de haber roto aguas, me llevaron a un box y me dieron la comida. Mas tarde descubriría que el box era una sala de dilatación.
Ya con el sexy camisón abierto por detrás nos monitorizaron tanto a la peque como a mí y comprobaron que llevaba dilatados 0 cm. Ya habían pasado 11 horas. Me colocaron “proper” en el cuello del útero para inducirme al parto y me subieron a una habitación por fin.
En la habitación me dieron de merendar y también la cena. Para que luego digan que a las parturientas no les dan alimentos en el hospital. 
A última hora de la tarde empecé con contracciones dolorosas q cada vez dolían y duraban más y eran cada menos tiempo. Cuando me bajaron a monitores otra vez, las tenía de casi 1 min y cada 3,5. Me hicieron un tacto y no había dilatado ni 2 cm. con lo q todavía no estaba de parto. Me quitaron la mecha y empecé a tenerlas mucho más intensas y dolorosas. Vomité parte de la cena (lógicamente, no se para q me la dieron). Vino la matrona en el cambio de turno del ginecólogo y me hizo un tacto, me dijo q estaba de casi 3 y q iba a llamar al anestesista. Me pusieron la epidural y eso fue ... indescriptible. En poco más de dos horas dilaté los 10 cm. pero dejé de tener contracciones (yo no las notaba pero fue lo que me dijeron). Vino la Gine del turno nuevo y me preguntó que "qué tal estaba, a parte de como una moto". Empujé un poco con ella y la matrona y decidieron ponerme un gotero con oxitocina para provocar otras pocas contracciones y tener al bebé. Creo que no fueron ni 6 contracciones en el paritario y la peque y la placenta ya estaban fuera. Venía con vuelta de cordón y tuvieron que cortar en abundancia y usar ventosa. Nos la enseñaron un segundo y se la llevaron, no me la pusieron encima porque tenían que aspirarle el sistema respiratorio. Enseguida la sentimos llorar desde otra sala. Mientras me pusieron los puntos (un montón, todos internos) la metieron en la incubadora y cuando salimos del paritorio su papi fue con ella un ratin mientras me acomodaban a mi otra vez el box de dilatación. Luego estuvimos los 3 allí 2 horitas y a las 6:30 volvimos la habitación con nuestra peque. 


domingo, 22 de septiembre de 2013

150 palabras (cordel, rumbo, brújula).

Los pequeños exploradores continuaban caminando sin rumbo. Aún estaban muy animados a pesar de que su brújula había dejado de funcionar después de que se les cayera sin querer.
Creían recordar la ruta andada y estaban intentando caminar sobre sus pasos. Con el paso de las horas el ánimo iba decayendo, cada vez hablaban menos. Se les veía cansados y desanimados. Cada vez más, todo les parecía igual, o ... era todo distinto ... ya no sabían que pensar. Llegaron a una especie de senda. 
- ¿a dónde llevará este camino? - preguntó uno de los jóvenes. 
Miraron el viejo mapa, en el que apenas sabían leer nada y todos coincidieron en que aquel camino debía ser el antiguo cordel que venía dibujado en el plano. Los trashumantes lo recorrían con sus ovejas, así que quizá pasar por algún pueblo o cerca de el. Decidieron seguirlo para ver hasta donde les llevaba. 


miércoles, 18 de septiembre de 2013

Miércoles Mudo - Mi ciudad



Fuente: Foto de Miguel Feito publicada en Asturias, si yo pudiera, si yo supiera

domingo, 15 de septiembre de 2013

150 palabras (piedras, flores y palo). EuroJapan

En una localidad muy lejos de aquí, donde no hay diferencia entre Oriente y Occidente, vivían dos maravillosas niñas de culturas muy diferentes. Un día, estaban jugando a las casitas y decidieron decorar el jardín. Ambas niñas tenían ideas estupendas pero muy distintas.
- Plantemos césped y rosales - propuso una
- Y ¿por qué no hacemos un jardín seco? - dijo la otra
- ¿Un jardín con piedras?
- Se llama gravilla 
- Y ¿no vamos a ponerle flores, ni plantas?
Las dos niñas discutieron amistosamente como sería su jardín ideal. Y cada una respetando los gustos de la otra fue poniendo sus pequeños detalles. 
- ¿Y ese palo vamos a usarlo en nuestro jardín?
- Con el haremos surcos en la gravilla que simbolizan el agua de nuestro jardín seco. 



viernes, 13 de septiembre de 2013

Viernes dando la nota - El final del verano

Mis compañeros de trabajo cuentan los años como si fueran escolares, de septiembre a junio, y despúes de casi 8 años trabajando juntos ... una se va acostumbrando a esas pequeñas manías.
Los niños han vuelto al cole y el inicio del nuevo año 13-14, trae el final del anterior. Han bajados los termometros y aunque aún quedan unos días para finalice podemos ir pensando en ... el final ... del verano ...




jueves, 12 de septiembre de 2013

150 palabras (hola, alcohol y disco). Juventud

Después de tantos años por fin estaba poniendo orden en sus cosas, las que tenía en el desván de sus padres. Muchas de ellas no las había vuelto a ver desde el instituto, ni se acordaba de que las tenía. Encontró en una caja un montón de vinilos. En su día habían sido todo para él y ahora eran reliquias. Sacó su disco favorito y lo colocó en el tocadiscos, le apetecía escucharlo, le traía muchos recuerdos. Vio que la aguja estaba rota y buscó una nueva en una caja. Cuando la estaba cambiando sintió que alguien se acercaba a su espalda.

- Hola - dijo una voz dulce que el recordaba muy bien.

En un segundo recibió tantos recuerdos de su juventud que sin darse cuenta se clavó la aguja del tocadiscos.

- ¡Estas sangrando! - le volvió a decir - iré al botiquín a ver si hay alcohol para curarte la herida.

Imagen de zazzle.



150 palabras (arco-iris, corcho y botas). El camino más corto

Llegaba tarde pero no se apresuró es ir más deprisa. Se puso sus botas de agua y cogió un paraguas porque estaba lloviendo, no había parado en toda la semana.
Iba caminando distraída soñando, pensando en sus cosas, cuando se dio cuenta que estaba en medio de un gran charco. Volviendo a la realidad vio que entre la lluvia estaban empezando a aparecer unos rayos de sol.
- ¡saldrá el arco-iris! - pensó.
En aquel estanque de agua en el que estaba inmersa, flotaba un corcho, y una vez más dejó libre su imaginación. El resto del camino fue soñando que aquel charco era in mar, y que aquel corcho era un bote y que en el surcaría los océanos hasta encontrar donde empezaba el arco-iris para poder deslizarse por él hasta un mundo de castillos, príncipes, princesas y dragones ... sin darse cuenta había llegado al colegio, cada día de le hacía el camino más corto.




150 palabras (veo-veo, topo y cometa). El topomundo

Debajo de nuestros pies sin que nosotros lo sepamos existe toda una civilización de simpáticos topos que excavan túneles y viven en confortables madrigueras.
Los más pequeños juegan y se divierten por las galerías subterráneas. Su juego favorito es el veo-veo.
Un día topillo aburrido de jugar siempre a lo mismo, propone a sus amigos subir a la superficie para ver como pasan el tiempo los niños.
Cuando salieron a la luz del sol descubrieron a unos niños corriendo por un parque, llevaban un cordón muy largo y al final de el volaba un extraño objeto que nunca habían visto. De regreso al mundo subterráneo le preguntaron al abuelo topo, el más sabio de todos, por aquel objeto multicolor. Ni siquiera él estaba seguro de lo que podía ser pero se aventuró a decirles que era cometa, y a darles la mala noticia de que en su mundo nunca podrían jugar a ese divertido juego.






150 palabras (peldaño, descarrilar, audaz). Aventura fuera del Jardín.

Caminando y caminando, enfrascados en una charla sobre el fin del verano, sin darse cuenta el señor Caracol y el señor Gusano, llevaban un largo trecho, fuera del césped del jardín. Nunca se habían visto en una planicie tan grande, no se veía verde por ningún lado. La vista solo les alcanzaba para ver hormigón y más hormigón. Comenzaron a caminar desorientados, sin saber hacia donde dirigirse. No tenían alimento ni agua y empezaban a agobiarse. A lo lejos vieron que "algo" se acercaba surcando los vientos. Era la señora Libélula. La llamaron con todas sus fuerzas y la señora Libélula los sobrevoló. Le contaron su problema y ella accedió a ayudarlos a encontrar de nuevo el césped del jardín. Los guió por el camino más corto para que llegarán antes del anochecer pero ... 
- ¡oh, no! Un peldaño - dijo el señor Gusano. 
- No te preocupes, podremos bajarlo con cuidado - le contestó el audaz señor Caracol. 
Y sin pensárselo dos veces, comenzó a descender por la pared vertical. El señor Gusano muy nervioso le gritó:
- Ten mucho cuidado señor Caracol, a ver si vas a descarrilar
Para quitarle peso al asunto el señor Caracol le contestó. 
- ¡Ni que fuera sobre railes! Sígueme que esto está chupado. 
Y así el señor Gusano y el señor Caracol llegaron a casa, gracias a la señora Libélula.