domingo, 22 de septiembre de 2013

150 palabras (cordel, rumbo, brújula).

Los pequeños exploradores continuaban caminando sin rumbo. Aún estaban muy animados a pesar de que su brújula había dejado de funcionar después de que se les cayera sin querer.
Creían recordar la ruta andada y estaban intentando caminar sobre sus pasos. Con el paso de las horas el ánimo iba decayendo, cada vez hablaban menos. Se les veía cansados y desanimados. Cada vez más, todo les parecía igual, o ... era todo distinto ... ya no sabían que pensar. Llegaron a una especie de senda. 
- ¿a dónde llevará este camino? - preguntó uno de los jóvenes. 
Miraron el viejo mapa, en el que apenas sabían leer nada y todos coincidieron en que aquel camino debía ser el antiguo cordel que venía dibujado en el plano. Los trashumantes lo recorrían con sus ovejas, así que quizá pasar por algún pueblo o cerca de el. Decidieron seguirlo para ver hasta donde les llevaba. 


4 comentarios:

  1. Me encantan esas pequeñas expediciones y si son de pequeños exploradores más aún, jajjaja. Muy bonito relato. Besitos

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  2. Ay qué miedo perderse en el monte!! Qué horror... Jijijijijiji confío en que encontraran el camino correcto qué les llevara a casa. Qué angustia!

    ¡Un abrazo!

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  3. Esos caminos que no saben donde te llevaran, que emocionante!

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  4. Guau!! Siempre quedan las estrellas en el caso de perderse, o seguir los caminos de las ovejas! Bonito relato!

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